El plan Cerdá llevó a la práctica uno de los principio básicos de la sostenibilidad: pensar antes de actuar.
Leyendo (más bien hojeando) el número 88 de la revista Ingeniería y Territorio, encuentro este pie de foto en un artículo de Pere torres Grau.
Según sigue la cita, "a un urbanismo de reacción ante las disfunciones, Cerdá contrapuso un urbanismo de ordenación que previniese los problemas".
Qué lástima que no crease escuela en España, y aún hoy seguimos sin pensar antes de actuar, se planifica sin planificar realmente, y luego nos pilla el toro, expresión muy española también.
Para quienes no lo conozcan, Ildefonso Cerdá fue el ingeniero que diseñó el ensanche de Barcelona, que pese a soportar en la actualidad una edificabilidad más alta que la inicialmente prevista, no se ha quedado pequeño siglo y medio después (menuda previsión).
Comparar esta visión de futuro con las improvisaciones que se ven a diario, no dice mucho en nuestro favor. No haber aprendido la lección tampoco dice nada de nosotros.
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